domingo, 26 de julio de 2009

(13) Vagancia a espuertas para despedirnos

En los últimos tres días no hemos hecho nada especialmente relatable. El jueves, a la vuelta de Logarska Dolina, decidimos que era el momento de hacer un alto que ha sido definitivo. Como sigue el buen tiempo y el calor, el viernes buscamos un lugar donde darnos un chapuzón y pasar el día. Lo habíamos echado de menos cuando estaban aquí Carlos y Maribel, y nos tomamos un día en blanco, pero no sabíamos de ningún sitio donde bañarnos.

Esta vez Ana buceó a fondo en internet y encontró un sitio en Idrija, Idrjska Bela, que fue todo un descubrimiento. Esta situado a siete kilómetros del pueblo minero por una carreterita que sigue el curso de un río en el fondo de un barranco. El camino era una chulada y cuando vimos la zona quedamos prendados.

Por resumir, es una especie de piscina fluvial con características algo especiales. Como el río no lleva mucha agua han hecho una represita y formado casi un lago de forma irregular y unos 150 metros de largo. Al comienzo hay otra presita que genera lo que podemos definir como la piscina de los peques, y todo el recinto está lleno de arboles y rodeado de montanas.

Es un sitio encantador y a la hora que llegamos, última de la mañana, sin mucha gente, aunque por la tarde se fue llenando. Pasamos un rato muy agradable ya que para completar el conjunto el agua esta fresca, pero no helada.

Comimos unos bocatas allí mismo y estuvimos unas horas en plan relajado dedicados también a la lectura. Ana aprovechó y se tiro varias veces de cabeza en un sitio que cubría lo suficiente.

Al volver a casa nos llevamos una sorpresa. Al final del camino que lleva a la propiedad, ya dentro de la parcela, había un coche. El camino solo lleva a nuestra casa, por lo que resultó evidente que o se habían colado o venían de visita. Más bien lo primero ya que eran unos desconocidos a los que había llamado la atención una vivienda diferente a todas las demás de la comarca. Los Tuma ya nos habían advertido que podría ocurrir y su consejo fue que en tal caso les hiciéramos "fu" como al gato. No lo seguimos al pie de la letra, y a sus preguntas les dimos algunos datos aclarando que estábamos de vacaciones. Eran cuatro personas muy agradables, una de ellas una señora de la zona que había emigrado a Australia y cuya familia había vivido en esta zona hace 50 anos; otro era su hermano. Se despidieron y se fueron.Lo cierto es que no nos extraña que esta casa de juguete llame la atención.

Hoy domingo también lo hemos tomado con calma y ayer tampoco fue diferente, pero como fuimos a Liubliana a hacer unas compras poco hay que contar de la jornada salvo que cuando salimos a dar un paseo de atardecida observamos levantarse con trabajo a un ternerito que acababa de nacer. Muy bucólico. Les estamos cogiendo cariño a las vacas que oímos mugir por todas las esquinas.

Esta mañana decidimos ir de marcha y Ana encontró una opción, también por internet, partiendo de Ziri, un pueblo de unos 5.000 habitantes que se encuentra a unos 12 kilómetros y por el que hemos pasado unas cuantas veces.

Hablaba de un paseo de tres o cuatro horas en un monte de impronunciable nombre,el Mrzli Vrh (esto último puede significar monte) por un lugar que entre los años 20 y 40 del siglo pasado fue frontera entre Italia y la inicial Yugoslavia, lo que quiere decir que por entonces Italia ocupaba una parte de la actual Eslovenia.

En la información se indicaba que existían todavía marcos fronterizos de la época, alguno de los cuales encontramos.

Da la casualidad de hoy se celebraba Santa Ana, que en las afueras de Ziri existe una iglesia dedicada a esta santa que solo abre este día y que el camino pasa por allí. Aquí esta la interesada en el día de su santo con la iglesia de su patrona al fondo del idílico puentecito. Por cierto, que agradece las felicitaciones recibidas.

A poco de empezar el camino llegamos al templo, donde acababa de terminar la misa.

Una banda amenizaba la mañana y numerosos paisanos charlaban mientras tomaban bebidas y dulces, que una mujer depositaba sobre una mesa.

Los únicos foráneos éramos nosotros deambulando por esta Eslovenia profunda, pero no parecía que despertáramos interés alguno. De hecho, como en España, todo el mundo se saluda en el monte y quedamos muy propios con nuestro "dobro dan". Fue un rato agradable, pero al poco seguimos nuestro camino en medio del paisaje maravilloso habitual, donde pocas cosas están fuera de su sitio y la guarrería brilla por su ausencia.

Desde el principio fue una caminata dura, algo que ya esperábamos pues de los menos de 500 metros de altitud de Ziri teníamos que subir a algo más de mil.

El paisaje era excepcional, incluso más bonito que el habitual, pero sudamos de lo lindo. Durante un rato encontramos señales, pero como suele ocurrir pronto desaparecieron. Recibimos indicaciones de dos grupos de paseantes pero enseguida empezamos a avanzar sin guía alguna. Juanma está aquí en una especie de refugio, del cual ignoramos su finalidad.

Pasado un buen rato decidimos regresar por el mismo camino, sin ver la antigua frontera ni mojón alguno, pero en un cruce surgió otra indicación a Ziri por una ruta mas corta y la seguimos.

Caminábamos por la cresta plana de una montana sintiéndonos como Heidi con el único horizonte de prados, árboles, pájaros y como mucho alguna vaca, con Ziri muy abajo, prueba palpable de lo que habíamos subido, cuando de repente vimos un mojón.

Estaba fechado en 1920 y tenia una letra diferente en cada lado: la I para Italia y la J de Yugoslavia. Quedamos encantados y pensamos en lo que habría sido la vida en Ziri cuando era una villa fronteriza.La foto siguiente esta hecha en la cumbre plana del Mrzli Vhr.

Llegamos al pueblo satisfechos de la caminata de cinco horas pasadas las cuatro de la tarde. Buscamos una gostilna local para comer, algo impensable con el sistema español de funcionamiento de los restaurantes. Voy a dar los detalles del almuerzo por lo que luego veréis. Nos tomamos una ensalada mixta para los dos y un consistente plato, gnoccis con carne, que nos supieron a gloria. De bebida, agua mineral y Juanma dos cervezas, una de ellas grande de las de aquí (medio litro), que el día había sido duro. La sorpresa llego con la cuenta: ¡12,96 euros los dos!

Bueno, aparte de esto hemos pensado como distribuir el día de mañana, último de vacaciones en Eslovenia pues el martes regresamos a Vigo. Por la mañana seguramente iremos de nuevo a bañarnos a Idrija para comer allí, que tiene sitios interesantes, y por la tarde empezaremos a recoger, lavar el coche y cosas así aunque la limpieza de la casa quedará para el martes ya que el avión no sale hasta las cuatro de la tarde.
La pena es que va quedando menos....

1 comentario:

  1. Mucho paseo y musha comida, buena y barata. Andais 1/2 Km y luego a comer? Que bien se vive cuando se vive bien. Besos patodos y ojo con las vacas que dice mi cuñao que atacan cuando tienen "terneritos". Aqui el clima como siempre 2 dias malos, 2 buenos y 2 peores. Carlos y Maribel

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